EL MENDIGO
Arrastrando los pies y cabizbajo
se desliza por las calles en silencio.
Con un gesto te pide una limosna
y hay quien se la niega con desprecio.
se desliza por las calles en silencio.
Con un gesto te pide una limosna
y hay quien se la niega con desprecio.
Todo su mundo está en aquel carro,
que lo arrastra tras él como su sombra.
Subsistiendo entre bancos y cartones
ya nadie lo recuerda, ni lo nombra.
que lo arrastra tras él como su sombra.
Subsistiendo entre bancos y cartones
ya nadie lo recuerda, ni lo nombra.
A veces con la fiereza de un oso
gruñendo entre dientes y sin sentido
lleva una letanía incompresible,
de palabras y gritos contenidos.
gruñendo entre dientes y sin sentido
lleva una letanía incompresible,
de palabras y gritos contenidos.
Sólo el aire le acaricia la cara
en medio de aquel mar de transeúntes,
fríos, distantes, a su lado pasan,
sin que nadie por su vida le pregunte.
en medio de aquel mar de transeúntes,
fríos, distantes, a su lado pasan,
sin que nadie por su vida le pregunte.
Ya no habitan en su mente los sueños,
se cobija a la orillas de la muerte.
La botella en sus manos, como amiga
lo consúela, en la noche, de su suerte.
se cobija a la orillas de la muerte.
La botella en sus manos, como amiga
lo consúela, en la noche, de su suerte.
El tiempo va en su contra y lo arrastra,
y el implacable reloj lo atenaza.
Se desentiende y olvida del futuro
y va perdiendo toda su esperanza.
y el implacable reloj lo atenaza.
Se desentiende y olvida del futuro
y va perdiendo toda su esperanza.
Fugitivo de amores y de techo
es mendigo de albergues y consuelo.
Sin sombra que le siga ya los pasos,
se abrazará desnudo sobre el suelo.
es mendigo de albergues y consuelo.
Sin sombra que le siga ya los pasos,
se abrazará desnudo sobre el suelo.
Quizás las hojas del otoño cubran
esa desnudez de su alma herida
y suplan con sus roces esos besos,
que perdió a lo largo de la vida.
esa desnudez de su alma herida
y suplan con sus roces esos besos,
que perdió a lo largo de la vida.
La indiferencia contempla su viaje
desfilando entre asfalto y cemento
y somos todos fríos maniquíes
ajenos al dolor y al sufrimiento.
desfilando entre asfalto y cemento
y somos todos fríos maniquíes
ajenos al dolor y al sufrimiento.
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